En la actualidad, los vehículos cuentan con grandes avances tecnológicos que nos facilitan mucho la conducción en entornos adversos, por lo que ponerse al volante en situaciones de lluvia no debería suponer, ningún problema. No obstante, hay que tener en cuenta que, como debemos prestar más atención por estar ante una situación climatológica adversa, nuestra fatiga puede aumentar. Si no nos viéramos apoyados por sistemas como una buena climatización, unos limpiaparabrisas efectivos y con distintas velocidades de barrido, o un buen mecanismo antivaho, el agotamiento llegaría mucho antes. En todo caso, si el día es \»de perros\» y notamos cansancio, no debemos dudar en darnos un respiro. al fin y al cabo, después de la tormenta siempre escampa.
Los neumáticos y sistemas como el ABS también juegan un papel fundamental a la hora de circular en situaciones en las que la adherencia se ve mermada. Conviene que el conductor \»mime\» siempre los neumáticos, porque son nuestro seguro de vida. Deben tener la presión correcta y sobre todo dibujo suficiente. La presión es algo de gran importancia tanto para la seguridad como para la rentabilidad de la rueda, por lo que debería vigilarse de forma habitual y pedir consejo al fabricante para darle el mantenimiento adecuado. El dibujo del neumático se encarga de evacuar el agua que hay sobre la calzada para propiciar un buen contacto de la goma con el asfalto. Si el dibujo estuviera borrado, se perdería adherencia y se produciría el derrape y por consiguiente una posible perdida de control. Si circulamos con poca profundidad de dibujo de la rueda puede llegar a acumularse el agua delante del neumático produciéndose una peligrosa situación conocida como \»aquaplanning\»: las ruedas flotan literalmente sobre la superficie del agua y el vehículo se desplaza sin control.